Perfecto Gómez Blanco

Perfecto Gómez Blanco

Perfecto Gómez Blanco, de Corme, conocido por muchos por Tuto, falleció el 18 de abril a los 86 años, víctima del coronavirus. Llevaba diez días hospitalizado. Diabético, con tratamiento habitual, lo ingresaron cuando tenía fiebre. Estaba casado y tuvo dos hijos, Alfonso y Alicia, y una nieta, Alba. Alfonso, economista, acumula una larga carrera política en Ginebra por Los Verdes, y a partir de la semana que viene será miembro del máximo órgano ejecutivo de la ciudad. Uno de los próximos cinco años será el alcalde, cargo rotatorio junto a sus otros cuatro compañeros.
Perfecto había nacido en Cesullas, Cabana, y llegó a Corme por su mujer, Milita. Ambos pasaron 30 años emigrados en Suiza, desde 1961 hasta 1991, cuando regresaron a Corme debido a una enfermedad que le afectó a la vista, y de manera fatal. Desde entonces, su vida ha discurrido en O Osmo, frente al mar, al lado de una de las playas más bellas de la zona.
En Suiza pasaron un tiempo en Berna, adonde llegaron desde París, primero como turistas y después en la construcción. Gracias a un conocido de Corme, que había llegado a Ginebra en el 59, arribaron a esta ciudad, en la que no pararon de prosperar. Logró empleo en una empresa de servicios, y en el 68 pasó a otra danesa del mismo ramo, en la que trabajó hasta su jubilación, siendo ya un alto cargo. A su mujer también le fue muy bien: fue a clases, estuvo en un banco, acabó como funcionaria internacional. En el 62, como recordaba el año pasado, sufrió un grave accidente de ascensor y se rompió las dos piernas. En el hospital lo atendieron de manera impecable. Siempre estuvo muy agradecido a Suiza, y eso que los primeros años no fueron muy fáciles. En 1967 colaboró con otros emigrantes para fundar A Nosa Galiza, el primer centro gallego del país y el primero de Europa como tal, toda una institución que sigue viva.
Su hijo Alfonso lo recordaba, días después del óbito, como una persona «moi agradecida, moi sinxela, e que tiña o cariño de moita xente». Y esta semana volvía a hablar de él. «Sempre estivo moi integrado en Xenebra, encantáballe a vida alí». Cuando su hermana regresó, le dijo: «Non te preocupes, Suíza sempre se comportou moi ben connosco». Fue muy activo, ya desde su época de concejal en Cabana, después en entidades suizas. «Era moi da terra, gustáballe lembrar a linguaxe dos canteiros», dice Alfonso. Antes de morir supo que su hijo sería alcalde de la ciudad a la que tanto amaba y debía. En su nombramiento de edil, el miércoles, estará la madre, su viuda.

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